Donde comienzan
nuestro
sueños.
Un pequeño
vivero
con una gran visión.
Tenemos
Estamos plantando...
La selva tropical de esta región (Darién-Chocó) es uno de los hábitats con mayor biodiversidad en el mundo (más sobre Puntos calientes de biodiversidad). Sin embargo, esta parte del Chocó está muy amenazada por la deforestación. Los descendientes de especies sobreexplotadas a menudo se encuentran en lugares remotos y de difícil acceso, donde todavía existen plantas madre que proveen semillas. Bajo las plantas madre, sólo sobreviven unos pocos brotes, y sólo si la planta madre muere a tiempo para dar espacio a un árbol joven. Sólo el más fuerte sobrevive.
Nosotros nos embarcamos en la búsqueda y salvamos una parte de las semillas y plantitas jóvenes de estas especies de árboles en peligro. Algunos especímenes también se encuentran en potreros, donde los brotes deben ser salvados a tiempo del uso de herbicidas. A veces tenemos la suerte de estar en el lugar correcto en el momento adecuado.
Hasta ahora, sembramos o plantamos las semillas o plántulas en bolsas de siembra o, cuando los brotes permiten una selección posterior y un trasplante, en camas de cultivo, para poder proveerles de las condiciones lo más adaptadas posible a sus necesidades. En el futuro, también habrá islas de árboles para algunas de las especies, más sobre ellas en nuestro Boletín sobre islas de árboles (La página se traduce fácil con plugins como google translate.)
Buscamos lugares seguros con propiedades de suelo adecuadas para nuestras plántulas más grandes y nuestras islas de árboles, donde pueden crecer, florecer y producir frutas y semillas. Con la ayuda del viento, de los murciélagos y las aves, nuevamente se dispersarán semillas de las especies en peligro por la región y, donde pueden prosperar, el ciclo natural se cerrará de nuevo. Además, nuestros protegidos pueden proporcionar material genético (semillas o plántulas) para proyectos de reforestación.
La región de Chocó-Darién está situada geográficamente entre diferentes límites naturales: la costa del Caribe y el Golfo de Urabá (al noreste), el río Atrato y una zona de selva adyacente (al sur), y la cordillera del Darién con la frontera con Panamá (al oeste). Parece una “isla” frente al “continente colombiano”.
Esta ubicación explica por un lado la abundancia de especies endémicas, que en este momento lamentablemente se encuentran en un estado amenazado por la deforestación humana. Al mismo tiempo el aislamiento geográfico restringe las posibilidades de trabajo y comercio en la región. La ganadería constituye la mayor fuente de ingresos legales. Materiales de construcción como el concreto y el acero son caros y su adquisición logísticamente desafiante. Por consiguiente la madera cumple un rol importante en la construcción de casas y cercas de potreros. En lugar de talar especies regionalmente o mundialmente amenazadas, hay que facilitar árboles de crecimiento rápido y menos exigentes que puedan abastecer el mercado regional de material de construcción. Esto incluye cercas vivas, es decir, árboles que sostienen directamente el alambre de la cerca y al mismo tiempo proporcionan sombra, raíces y alimento a los animales y al suelo. Entre estas especies se encuentran, por ejemplo, la Fría y el Mataratón, aunque este último se utiliza también con fines medicinales (por ejemplo como repelente).
Los árboles frutales tienen ciclos de vida más cortos. También son más susceptibles a las plagas o han tenido que ceder espacio a los potreros y a la construcción de viviendas. Su número y diversidad están disminuyendo. El derecho anteriormente reconocido, de recoger alguna fruta de refresco en el camino, ha ido cada vez menos aceptado, y los frutales en los potreros fueron talados con la justificación de que el frecuente traspaso humano por un bocado frutal dañaba las cercas.
Pero humanos y animales viven de limas, mandarinas, aguacates, mangos, guayabas, guanabanas, chiles, bananas, cocos, zapotes, anones, chontaduros y muchos más. Su consumo ayuda a prevenir complicaciones en enfermedades como el dengue y la malaria. La importación de frutas a esta región aislada (ve arriba no. II) es costosa y difícil debido a carreteras destapadas y oleaje por el golfo, temperaturas altas y mucha humedad. Las botellas de plástico con bebidas azucaradas sobreviven mejor el pasaje. Pero árboles frutales ofrecen una alternativa más barata, más saludable, libre de plástico y con absorción de CO2 incluída. Por lo tanto cuidan la salud de las personas y de la naturaleza en la región. A la vez los frutales proporcionan una fuente de alimento para muchos animales, entre ellos los que ayudan a polinizar las especies en peligro y a dispersar sus semillas al viento.
Para evitar el uso innecesario de plástico en bolsas de cultivo y polisombras, sembramos (dependiendo de la cantidad de material genético disponible) las semillas o plántulas en camas de cultivo, o (sólo para especies con muy pocos números y alto riesgo de extinción) adicionalmente en bolsas de cultivo, las cuales también intentamos reciclar. Con un mayor volumen de semillas disponibles, pronto también podremos plantar diferentes especies juntas en islas de árboles, es decir, directamente en el lugar de destino en el suelo. Lee más sobre el concepto de islas de árboles. Y más sobre el problema del plástico en viveros en nuestro artículo del boletín Las páginas se traducen fácil con plugins como google translate.
En marzo de 2023 comenzamos a preparar el primer espacio para unos cientos de árboles. Sembramos más de 200 semillas, de las cuales aproximadamente un tercio germinó. Al mismo tiempo proporcionamos a algunas semillas un espacio adicional en el pueblo para probar diferentes condiciones de crecimiento. Sin embargo, nuestro vivero era demasiado pequeño. Nuestra primera campaña de donaciones en junio de 2023 dio un paso decisivo para nuestro proyecto: pudimos preparar un área más grande para varios miles de plántulas al lado.
Ahora tenemos un total de tres viveros, uno muy pequeño en medio del pueblo, uno más pequeño en la finca y otro un poco más grande al lado. Cada uno de los tres ofrece diferentes cantidades de sol y humedad del suelo, por lo que podemos probar semillas especialmente sensibles en todos los sitios.
Limpiamos regularmente el terreno del vivero y sus alrededores del crecimiento exuberante. No porque seamos defensores del césped inglés, sino porque en los trópicos también pensamos un poco en nuestra supervivencia y queremos mantener el lugar de trabajo lo más libre posible de escorpiones, arañas y serpientes venenosas.
Desde varios lugares de la finca traemos diferentes tipos de tierra y fertilizantes naturales, lo que implica atravesar a pie nuestra finca densamente cubierta de matorral, rastrojo y bosque. Es un trabajo duro transportar carretadas de tierra vegetal y excremento de hormigas a través de terrenos difíciles y quebradas. Pero no nos falta motivación para esto, después de todo, así creamos el entorno adecuado para nuestros protegidos.
Además, necesitamos comprar bolsas de cultivo y llenarlas con tierra, colocarlas en el vivero y, si es necesario, reorganizarlas o establecer camas de cultivo. En ambos casos, hay que supervisar y cuidar las camas y bolsas, deshierbarlas y proteger las plántulas de hormigas, grillos y otros depredadores.
Al mismo tiempo protegemos el territorio revisando nuestros límites de cerca tanto como sea posible, ya que las vacas de los potreros circundantes ya saben que tenemos más vegetación deliciosa y siempre suficiente agua fresca en los arroyos. Entendemos a las vacas, pero lamentablemente causan grandes daños a los pequeños árboles en nuestra finca, especialmente en el vivero.
Una vez que todas estas tareas están hechas o en proceso, podemos dar el paso más gratificante: buscar más semillas y brotes, traerlos al vivero y plantarlos. Para esto, a menudo dependemos de guías locales que nos pueden llevar a los últimos representantes de una especie.
El cuidado de las semillas, la verificación de sus procesos de germinación y la búsqueda de soluciones cuando una especie no prospera como nos gustaría, requiere dedicación y un espíritu investigador. Porque para muchas especies genuinas aún no se sabe mucho. A veces ya es mucho, saber dónde se encuentra un ejemplar en pie.
Para los brotes que han terminado su fase de vivero buscamos un lugar protegido en nuestra finca o en otro lugar lo más seguro posible. Hay que asegurar que tenga suficiente luz y humedad, y a veces hay que crear un pequeño claro entre especies abundantes para ofrecerle un hogar favorable a una especie en peligro.